Por Yeidy Agneris Vega Alicea / yvega@elorientalpr.net
A Héctor Jesús Acosta Rodríguez, le tomó casi tres meses entrar de regreso al mar para ver lo que quedó de los puntos de pesca que habían sido su sustento y el de su familia durante 29 años.
Los que ven el panorama desde afuera, no necesariamente perciben que esta Semana Santa, temporada que suele ser pico para los pescadores, no recrea la abundancia de los años previos, pues en septiembre pasado el mar embravecido por los vientos del huracán María arrasó con todo.
Y según pudo relatar el pescador conocido por sus allegados como “Rolito”, natural de Punta Santiago en Humacao, lo que encontró en su regreso a la playa Húcares en Naguabo, fue devastador.
“Como yo tenía la visibilidad de lo que era, se me salieron las lágrimas en el fondo del mar. Según arriba se fueron los árboles y las casas, en el fondo del mar los corales sufrieron muchos daños y las yerbas marinas. Hay unas montañas de arena y hoyos que no se veían antes. Hay mucho sedimento y mucha destrucción”, describió el también vicepresidente de la Corporación de Pescadores Unidos de la Playa Húcares.
Acosta Rodríguez, además de perder su equipo de trabajo, también perdió todo en su hogar, donde según contó actualmente duerme en una cama que pudo secar, pues su casa también se inundó.
Los integrantes de la Villa Pesquera, han visto trastocada su rutina, sus ingresos y han visto reducida su matrícula de 22 pescadores a nueve.
Antes, la jornada de pesca comenzaba igual que ahora, a eso de las 6:00 de la mañana, sin embargo, ahora culmina temprano, pues según describió Acosta Rodríguez, la oscuridad de la noche representa un peligro mayor porque los focos que antes servían de guía tampoco están.
Esto, sin considerar, que actualmente la Villa Pesquera que solía ser la número uno en la Isla, en reportes de captura, perdió todos sus equipos arrastrados por el mar.
El presidente de la Corporación, Carlos J. Velázquez, describió los daños, y según enumeró, en la Villa Pesquera quedó muy poco que se pueda utilizar.
“Con estas catástrofes que sucedieron los pescadores de nasa están casi en peligro de extinción, los pescadores de cordel tampoco están, lo que quedan son los buzos. La marejada ciclónica desbarató las nasas”, describió Velázquez. Según añadió, actualmente cuentan con una sola lancha, a la que también se le dañó un motor.
Sobre la respuesta de emergencia, según indicó, como institución no han recibido ayuda gubernamental y el seguro acudió a su primera inspección recientemente, a seis meses del evento.
“Nosotros hemos sido olvidados en este sector. Nosotros somos punta de lanza del desarrollo económico en Puerto Rico y usted sabe lo que es, que nos den la espalda en un momento como este. Todo el mundo se cayó y se peló, pero las caídas son diferentes, nosotros nos dimos duro y nos pelamos bastante en este proceso.
Entidades privadas son las que han salido porosotros, porque a nivel de Gobierno, (están) atados de manos”, señaló Velázquez.
La Villa Pesquera, según coincidieron, sólo ha recibido ayuda de la organización Unidos por Puerto Rico y los pescadores “empatan la pelea” con un incentivo por desempleo del Departamento del Trabajo que culmina este mes de marzo.
No fue hasta hace dos semanas que les llegó la luz, mientras estuvieron a oscuras era imposible operar, pues tampoco contaban con refrigeración.
Para que el camino a la recuperación sea menos complicado, la Villa Pesquera necesita por lo menos equipo básico como lanchas, tanques de buceo, motores, equipo de nasa, alambre, soga y boya. Según el Presidente, la Corporación no cuenta con los recursos para adquirir todo lo que hace falta.
Según Velázquez, el Departamento de Agricultura tiene fondos asignados para los pescadores, pero en ocasiones, han apoyado sectores que no necesariamente estan relacionados a la pesca.
Esta Semana Santa, las ventas de la Villa Pesquera no están ni al 30 por ciento de lo que solían ser en años anteriores y los pescadores, hacen los posible para responder a la demanda, principalmente de los restaurantes del malecón en ese Pueblo.
Pero hay ánimo
Tanto Acosta Rodríguez como Velázquez, que han vivido toda su vida del mar “tienen un doctorado en experiencia”.
“Estamos en pie de lucha, volvemos a la carga, no hay nada que impida mientras uno tenga salud. Lo material es material, la vida es una y gracias a Dios por lo menos podemos echar para adelante”, reflexionó Acosta Rodríguez, apasionado del mar, que ve en sus profundidades las marvillas de sus corales, el pareo de peces y sobre todo, le maravilla el guiarse por las fases de la luna, acompañadas de una que otra “maña” que se desarrolla con los años en el mar.