Por: Ramón W. Ortiz Rosario
periodista / ramonortizrosario@gmail.com
El comienzo de la década del 60 del siglo XX empezó con una tragedia. De lo negativo surgió lo positivo debido al nacimiento de una comunidad organizada con viviendas más fuertes. Hoy ese sector se conoce como Patagonia – Los Pinos. Repasemos este suceso que ocurrió el 6 de septiembre de 1960 en Humacao, la noche de la “inundación mayor”.
Los vientos del huracán Donna, no afectaron directamente al país, pero sí ocasionaron muertes y destrozos causados por lluvias excesivas. Donna se desarrolló el 29 de agosto al sureste de las Islas de Cabo Verde. A las seis de la tarde del día 2 de septiembre, el Negociado del Tiempo expidió su primera advertencia informando que a “dicha hora un huracán se encontraba cerca de la latitud 14.7 grados norte y longitud 49.3 grados oeste, como a 1,200 millas al este sureste de San Juan, moviéndose en dirección oeste noroeste, a 20 m.p.h”.
Según el reporte, sus vientos se “calculaban en 150 m.p.h., y se extendían a 50 millas del centro en todas las direcciones”. A las 6:00 a.m. del 4 de septiembre, el Negociado del Tiempo ordenó el cambio de “vigilancia” por el de “aviso” de huracán para Puerto Rico e Islas Vírgenes. Donna ocasionó estragos en todas las islas comprendidas entre Antigua y las Islas Vírgenes.
Sin embargo, se “desvió hacia el norte y pasó a 35 millas al noreste de St. Thomas, donde se registraron vientos de 60 m.p.h. y a 70 millas al noreste de Fajardo, Puerto Rico, en trayectoria al noroeste”, según se reportó. Aun cuando pasó bastante retirado de Puerto Rico, las intensas lluvias provocadas por una banda espiral asociada al huracán, provocaron serias inundaciones.
Durante 4 horas cayeron alrededor de 12 pulgadas y llovió por espacio de 8 horas. Los ríos de la parte norte y este del país se desbordaron, provocando una tragedia. Los daños en Humacao fueron considerables ocasionando la muerte de más de 107 personas y pérdidas estimadas en $7,000,000. Roberto Santiago López es un sobreviviente y comparte su experiencia de esa noche.
Emocionado afirmó, “esa noche ha quedado muy marcada en mi memoria” y señaló que para esa fecha era muy niño. “Recuerdo muy claramente a mi padre moviéndonos hacia a la segunda planta de nuestra casa (cerca de la Plaza de Mercado) y al mismo tiempo que salvaba la vida de mi familia, invitaba a otras personas que pasaban en ese momento por la calle para que entraran y salvaran su vida” añadió.
Relató Roberto, “veo en este momento en mi memoria, como fue devastada toda la zona de la rivera del Río Humacao y como desaparecieron barriadas que convivían prácticamente a la orilla del río. Añade, “cuando amaneció, salimos de mi casa y pudimos ver hasta 30 pulgadas de lodo en el primer piso y perdimos muchas cosas, así también recuerdo a mi madre (la enfermera, doña Carmen López) que más tarde me recibió con tanta alegría en el antiguo Hospital de Humacao (hoy CDT municipal) ya que pensaba lo peor”.
Finaliza Roberto, “cuando llego al hospital ya que mi madre trabajaba ahí, vi esa escena impresionante al observar en el piso docenas de cadáveres de todas las edades y sexos, mi mamá que siempre estaba con su uniforme blanco impecable, ese 6 de septiembre lo tenía rojo y marrón por el contacto que tuvo con la sangre y el lodo de los cadáveres”.
Las comunidades arrasadas fueron: La Vega, La Marina, Las Delicias, Las Azucenas, San Ciriaco, La Playa, San Felipe, Calle Chiquita, Calle Yabucoa, Barriada Maunez, Buena Vista, entre otros. Muchas décadas han pasado y la ciudadanía humacaeña sigue esperando por los políticos/as administradores del gobierno, para que se construya un memorial en honor a estas víctimas.