Por Yeidy Agneris Vega Alicea / yvega@elorientalpr.net
(21 de septiembre de 2018)-Conversar con Don Genaro Torres, un agricultor de 80 años residente en Humacao, es una mezcla de emociones.
Aunque habla de pérdidas de miles de dólares y pese a que en su finca no quedó ni una sola mata de plátano que se salvara de la furia de María, el hombre vestido con botas y con todo la indumentaria de un trabajador de la tierra, cuenta con una sonrisa que cuando llegó el momento de retomar la siembra, lo hizo con el mismo entusiasmo de cuando comenzó hace 17 años cuando con su hijo Luis Torres González, comenzó a limpiar el terreno con un sable.
“Yo me siento satisfecho, porque siento que de alguna manera contribuyo a la economía de País, por lo menos yo produzco comida. Un País sin comida no es nadie, después que hay comida hay vida”, reflexionó Torres padre, quien desde los cinco años de edad trabajaba en el campo, aunque en su juventud tuvo otros empleos.
En el terreno, se pasean entre plátanos, ajíes dulces, papaya, rosalina, rambután y otros frutos que completan la que llama “la finquita”.
“Yo esperaba que fuera como Georges, el monte estaba blanco, yo me pregunté si fue un huracán o una bomba lo que había caído”, describió por su parte Torres González, que apoya a su papá en la labor del campo, aunque trabaja como técnico de farmacia en el Hospital Menonita.
Los agricultores estiman las pérdidas en unos $40,000.
Entre noviembre del año pasado y enero de este año reiniciaron las labores de siembra con mil semillas que compraron en Salinas, cada una con el valor de un dólar. Al gasto se suman otros como el abono, plaguicida, herbicida y otros productos.
Sin lágrimas y sin excusas, hoy ya ven su finca florecer, reverdecer y sobre todo, ven el fruto de su esfuerzo.
“Me inspira el amor por la naturaleza. Yo veo una mata de plátano crecer y es una satisfacción, eso me da vida”, indicó Don Genaro.
La casa donde residen en el barrio Mariana en Humacao, ya está rodeada nuevamente de abundante cosecha, contraste de la desolación de los primeros días y meses después del huracán.