Por Yeidy Agneris Vega Alicea / yvega@elorientalpr.net
(11 de abril de 2019-Familiares, amigos y ciudadanos del pueblo de Fajardo, realizaron hoy una manifestación pacífica frente al Centro Judicial de ese pueblo para peticionar que los foros judiciales le concedan un nuevo juicio al joven confinado Jesús Esperanza Miranda, conocido por sus allegados como “Frispy”.
Esperanza Miranda cumple una condena de 55 años por cargos de violación y maltrato a menor, sentencia que fue dictada por el juez Eduardo Estrella en el Tribunal de Fajardo. Sin embargo, tanto el confinado como sus familiares sostienen que la prueba que se ventiló en el caso no pudo confirmar que haya cometido los actos por los que fue declarado culpable.
La manifestación de hoy en la mañana fue organizada por Nandy Torres Rosa, un fajardeño conocido por sus esfuerzos comunitarios y presencia en las redes sociales y quien desde hace varios días comenzó en su cuenta de Facebook un “movimiento” para pedir que el caso pueda ser apelado.
“Es inocente porque los papeles lo dicen, los papeles de sentencia dicen por pruebas científicas forenses que no hubo violación. Hubo muchas declaraciones fallidas, es un caso muy contaminado. Es muy triste, especialmente por su padre Jesús que se sacrificó tanto por este pueblo, que no lo hayan escuchado. Estamos en la lucha, humildemente, para ver si logramos reabrir su caso. Es un joven inocente que está allá adentro”, comentó Torres Rosa.
De la misma forma, en la actividad participó Iris Cruz, defensora de los derechos de los confinados y otras causas y quien forma parte del Comité de Interacción Ciudadana de la Policía de Puerto Rico en la zona este.
“Yo quiero que el juez Estrella abra el caso y que nos de la oportunidad de hacer unas mociones para llevar el caso más alante. Si le tengo que escribir al Departamento de Justicia para que se le haga justicia a ese joven lo voy a hacer”, comentó Cruz.
A la manifestación también acudió Jesús Esperanza de Jesús, padre del confinado, quien desde el año 2013 cuando su hijo fue declarado culpable ha hecho todos los esfuerzos humanos y económicos para buscar la defensa de su hijo, luego que a su caso se le denegara ser evaluado por el Tribunal Apelativo.
“Yo confío en mi Padre Celestial que le va a dar la libertad a mi hijo. Le doy gracias a Dios por este movimiento que ha venido a acompañarme. Mi esposa murió bajo sufrimiento, pero yo no me voy a quitar… Justicia es lo que queremos, no queremos nada más”, expresó el padre de Esperanza Miranda, convicto en el Complejo Correccional de Guayama.
Karla Peña, una de las hermanas de Esperanza Miranda también estuvo en la manifestación que transcurrió en orden y en presencia de oficiales de seguridad del Centro Judicial.
Otro que apoyó la causa fue el fajardeño y campeón mundial del boxeo, John John Molina.
“Hay que ayudarlo. Esto es un caso que está fabricado como se dice. Hay que reabrir el caso y darle otra oportunidad a ese muchacho. Lleva seis años preso, su mamá murió, su papá está sufriendo”, expresó Molina, quien confía en la inocencia del joven de 25 años.
El movimiento para la liberación de Esperanza Miranda se propone realizar 10 manifestaciones para continuar con el pedido para que el caso pueda ser reabierto.
Sobre el caso:
Los supuestos hechos por los que Esperanza Miranda fue encontrado culpable, se remontan al 2 de noviembre de 2013, cuando supuestamente abusó de una niña de seis años, hija de la que entonces fuera su pareja. La violación supuestamente ocurrió durante el día en el hotel Westin Rio Mar del pueblo de Río Grande, en el área de la piscina, en una escena “rodeada de gente”.
Según explicaron los familiares de Esperanza Miranda y su abogada Valerie Rivera Vargas, cuando el caso se ventiló, la menor alegó mediante circuito cerrado que en el lugar ocurrió un arresto domiciliario. Esa alegación fue contrarrestada porque esa misma noche Esperanza Miranda regresó al hogar de su pareja con la niña en supuesto “buen estado” luego de haber realizado varias actividades con la menor, entre ellas, visitar los kioskos de Luquillo.
En esa instancia, familiares de la menor la reportaron como desaparecida porque en la noche el acusado no había llegado con la infante. Sin embargo, a su llegada, una agente de la Policía de Puerto Rico,del distrito de Canóvanas entrevistó a la niña que supuestamente “no alegó” “ni mostró” ninguna señal de haber sido abusada.
La denuncia por menor desaparecida quedó sin efecto esa misma noche.
Entretanto, la querella por supuesto abuso surgió tres días después por parte de las tías maternas de la menor luego de una discusión familiar porque “no querían a Jesús con su hermana”.
La familia de Esperanza Miranda insiste en que confabularon un caso en contra del acusado, graduado de enfermería.
Según lo expuesto en la demanda, y los testimonios de los peritos y médicos que evaluaron la prueba científica, cuando la menor fue atendida en el Hospital de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Carolina, los genitales de la niña no presentaban ninguna laceración ni rastros de abuso sexual.