Doña Aida Rodríguez, ejemplo para todas las generaciones de mujeres, en la Semana de la Mujer

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    Con más de cinco décadas dedicada a la educación, primero como maestra y luego y simultáneamente como fundadora, presidenta y vicepresidenta del Humacao Community College, doña Aida Elsie Rodríguez Santiago, tiene mucho que enseñar a las mujeres, principalmente a las más jóvenes sobre cómo balancear los diferentes roles que con frecuencia desempeñan, de forma exitosa y siendo felices. Su ejemplo como educadora, empresaria, madre y esposa nos inspiró para compartir en esta Semana de la Mujer, la trayectoria, vivencias y consejos de esta dama que teniendo edad para retirarse dice que no lo hace porque es sumamente feliz haciendo lo que ama. Asegura que esa es parte de la receta del éxito para cualquier persona, hombre o mujer; dedicarse a algo que le guste y hacerlo con pasión.

                  Doña Aida, quien es natural de Maunabo y llegó a Humacao con apenas 12 años, comenzó su carrera como maestra de comercio en la escuela superior Ana Roqué para finales de la década de los 1960. Iniciando apenas, conoció a la dueña de un pequeño instituto de educación comercial que había en el casco urbano, que ofreció vendérselo. A lo que ella sin pensarlo dos veces le dijo que sí, para poco tiempo después encontrarse con que para comprarlo la banca comercial no le quería prestar dinero pues era muy joven, sin crédito, ni colaterales. Tras seguir insistiendo logró conseguir préstamos del Sistema de Retiro de Maestros, de la Asociación de Empleados del ELA y del Banco Roig que le prestó $20,000, con los que ella y su esposo compraron el negocio, no el edificio pues no era del Instituto. El préstamo del Roig lo consiguió con la firma del legislador ya fenecido de Las Piedras, José “Chilo” Gómez, quien decidió aportar a la juventud”, según nos dijo.

                  En ese momento, nos narra Rodríguez Santiago, su esposo Jorge Mojica Ramírez, quien se acababa de graduar del Programa de Educación Comercial de la Universidad de Puerto Rico se hizo cargo de empezar a darle forma al colegio, sacando los permisos, licencias y trabajando  para conseguir  lo que hoy en día es la Beca Pell. Mientras, ella continuaba trabajando en la escuela donde generaba el ingreso con el  que pagaban los préstamos y otros gastos de la operación de la nueva institución.

                  “Luego yo salía de la Ana Roqué a las 3:00 de la tarde y comenzaba a trabajar en el colegio. Era diurno y nocturno. Estábamos en aquella época en el edificio de La Casona. De ahí, gracias a Dios y a los trabajos y esfuerzos, logramos, lógicamente con préstamos nuevamente, comprar el edificio que era de Almacenes Méndez, que ahora es el edificio Jorge Mojica Ramírez en honor a mi fallecido (en 1989) esposo¨. Expresó doña Aida, recordando los orígenes para la década del 1970 de lo que hoy día es el Humacao Community College, institución universitaria que ofrece certificados, grados asociados y bachilleratos en 19 programas académicos y que cuenta con siete edificios en el centro urbano de la Ciudad.

                  Conglomerado de estructuras “entre las que tenemos un edificio verde que opera completamente con energía renovable y desde el cual ofrecemos las clases del Programa de Electricidad con Energía Renovable y Refrigeración. También un hospital simulado, único en su clase, desde donde nuestros estudiantes de enfermería pueden practicar con maniquís con movimientos y en espacios idénticos a los de los hospitales, antes de hacerlos con las personas”, comentó la empresaria notablemente entusiasmada con lo que es hoy es la institución que junto a su esposo fundó hace más de cinco décadas y de la que realizó un pase de batón de la presidencia en el 2003, a su único hijo, el Lcdo. Jorge Mojica Rodríguez.

                  Hasta aquí de la entrevista se desprenden las cualidades de una mujer que se trazó metas, trabajó duro por alcanzarla y hoy día disfruta con orgullo del fruto de sus esfuerzos logrados en colaboración con otras personas con las que en el transcurso de su vida ha hecho equipo. Pero sobre cómo pudo hacerlo manteniendo un balance en todos sus roles, doña Aida nos dijo que la clave es la organización. ¨No me gusta que las cosas se me acumulen. Se arrastran tareas y eso crea estrés.  Yo soy muy exigente en esa área¨.

                  Cuando estaba criando, nos contó, salía de los dos trabajos y en lugar de irse a dormir por lo cansada que estaba, llegaba a limpiar y organizar la casa para cuando llegara el fin de semana poder dedicarle tiempo de calidad a su hijo, llevándolo a las diferentes actividades deportivas y extracurriculares que a él le gustaban.

                  “Para mí, mantener ese balance para cumplir y disfrutar todos los roles que se tienen como mujer solo se puede lograr con organización y disciplina. Dedicarles a las cosas el tiempo que se necesita para que funcionen. De manera que no se vayan descuidando y atrasando y, sacar tiempo para ti y para compartir con tus seres significativos”, comentó quien, aunque ya no tiene que cumplir con tantos retos y compromisos, no deja de ser muy organizada y disciplinada con su tiempo.

                  Otro de sus valores, está en el amor al trabajo. Sobre esto dijo que, si algo les aconseja a todos los jóvenes, tanto mujeres como hombres, es que escojan un trabajo, ya sea oficio o profesión, que les guste, que les apasione, porque así nunca sentirán el peso del mismo. Y si tienen que trabajar en algo que no les gusta tanto, que le pongan todo el amor que puedan. En este punto, regresó al tema de por qué no se retira si pudiera hacerlo, expresando que; “Ah bueno es que, si me retiro me pongo gorda, fea y vieja, así que como yo no quiero ninguna de las tres, aquí sigo” dijo riéndose la elegante dama, demostrando un gran sentido del humor y enfatizando que su trabajo le da significado a su vida.

                  “Estar en el trabajo es maravilloso, porque tú te levantas todos los días, te vistes, te arreglas, llegas, compartes, discutes, lloras, ríes y todas las emociones juntas te mantienen joven y en mí caso más, que trabajo rodeada de tantos jóvenes y en lo que me apasiona”, sostuvo quien definitivamente destila un gran sentido de realización.

                  Destacó también la importancia de fluir con los cambios que la vida trae, adaptarse y seguir adelante y aquí hizo referencia a los retos que le ha tocado vivir desde la institución educativa que fundó como una de nivel secundario que hoy día es una de nivel universitario.

                 “Uno de los retos más grandes lo enfrentamos con la pandemia cuando la asistencia a los salones se vio interrumpida y todo cambió. A partir de eso implementamos una serie de cambios que incluyeron el facilitarles un Ipad con Internet integrada a cada estudiante para que pudiera hacer sus clases online y el ofrecimiento de tutorías gratis en matemáticas y otras áreas en las que experimentaron rezagos en sus escuelas superiores por la interrupción en las clases”, comentó. Otro cambio que mencionó atendieron para apoyar particularmente a las mujeres fue el establecimiento de un área de tiempo de espera, donde las estudiantes madres pueden dejar a sus hijos bien atendidos, mientras toman clase.

                  Por último, doña Aida enfatizó en que el mejor consejo que puede dar a las mujeres hoy en día es que siempre se den su lugar, se amen a ellas mismas y se respeten. Que crean en ellas y deseen superarse. “Si hacen esto pueden lograr lo que sea.  Tienen que luchar, seguir adelante con tesón y optimismo. Eso fue lo que yo aprendí de mi madre que siempre decía que no existía la frase ‘no se puede’, que siempre había que poder”, concluyó.