El pueblo puertorriqueño necesita hoy de una legislatura integrada por hombres y mujeres valientes que asuman la iniciativa que es urgentemente necesaria para transformar nuestro País. Deben ser personas con un alto nivel de sensibilidad hacia las necesidades del pueblo, de criterio independiente, no sujetos a la manipulación partidista y con la necesaria valentía moral para enfrentar los retos que tenemos por delante sin vacilación de clase alguna.
A muchos de los que he hecho este planteamiento me han dicho que ando detrás de una utopía. Por lo menos, en lo que se refiere a los legisladores que integran en la actualidad nuestros cuerpos parlamentarios. Con el optimismo que me caracteriza he contestado que, aún hoy, es posible encontrar cinco votos en cada cuerpo legislativo que impulsen o detengan, según sea necesario, las propuestas que promuevan o impidan el desarrollo de Puerto Rico.
Esos Legisladores del Pueblo tendrán como agenda hacer conscientes a sus compañeros y compañeras del poder Legislativo de que ya es hora de reconocer que la deuda de Puerto Rico no puede ser pagada a los tenedores de los bonos emitidos de la manera en que se originó. Que es necesario reestructurar la forma de pagarla para permitir que no se desplome el servicio público, se pueda liberar al pueblo trabajador de la pesada carga impositiva que se la ha puesto sobre su bolsillo y más importante aún, que el país pueda salir de la presente crisis económica, sin tomar a préstamo un centavo más.
Los Legisladores del Pueblo tienen que presentar y defender una verdadera reforma de nuestro sistema educativo sin que el mismo signifique entregar el mismo a los voraces intereses de los empresarios privados que preconiza el actual presidente del Senado. El fracaso y la busconería de esa empresa privada ya está más que evidenciada en las escuelas que se le han dado para administrar y en las ofertas de tutorías. Hostos ya estableció la ruta por la que debe transitar nuestro Departamento de Educación si queremos educar para salvaguardar nuestros intereses.
La recuperación de nuestro Sistema de Salud es un punto importante en la agenda de los Legisladores del Pueblo. Conscientes de la imposibilidad de recuperar los hospitales y las otras facilidades que se pusieron en manos de la empresa privada y que se han constituido en el mayor gasto del gobierno y fundamento de nuestro endeudamiento público, la aprobación de un Sistema de Salud Universal, con un Pagador Único es la alternativa a defender y hacer aprobar. El estado de Virginia, en los EE UU, puede ser una excelente referencia.
Los Legisladores del Pueblo tienen en la Reforma Contributiva un asunto inmediato que atender. La reforma que se considere no puede tener vacas sagradas intocables. Si el nuevo orden contributivo va a afectarnos a todos, obligatoriamente tiene que ser a todos por igual proporcionalmente. Aquí se hace necesario que cada decreto de exención contributiva otorgado a empresas, industrias o negocios, quede derogado en la misma forma que se propongan cambios para los ciudadanos de a pie. Una vez más los Legisladores del Pueblo tienen gran parte del camino andado. Para que las cargas de los impuestos no resulten onerosas para el pueblo trabajador pueden partir del principio enunciado por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien ha señalado que la tasa mayor de impuestos debe imponerse a aquellos que más ingresos tienen.
Completa esta agenda de los Legisladores del Pueblo la necesidad de legislar para restituir la legislación protectora del trabajo, para la recuperación de los activos públicos que se han enajenado sin beneficio alguno, la cancelación de los proyectos propuestos que dañan nuestro ambiente y la obtención de los derechos soberanos necesarios para el desarrollo económico sustentable de la Isla. Tengo la certeza de que nuestro pueblo sabrá premiar a los legisladores que asuman una agenda como la propuesta y rechazarán, con toda la fuerza de su poder electoral, a aquellos que ignoren sus necesidades más urgentes.