Casi dos décadas han transcurrido desde que Arsenio Díaz Torres y su esposa Alejandrina Virella Arroyo adquirieron su vivienda en el barrio Mariana, sector Rincón en Naguabo, una estructura que ubica sobre una quebrada.
De acuerdo con la narración de Díaz Torres, cuando llegaron a ese pueblo, procedentes de la zona metropolitana, compraron la casa, pues era para lo que alcanzaba su presupuesto. No obstante, con el paso de los años el cuerpo de agua que la rodea se ha convertido en lo que describió como un peligro.
Adicional al riesgo por la cercanía de ese riachuelo, mencionó que la residencia fue construida “como se hacía en los tiempos de antes”, sin la utilización de niveles o mayores tecnologías ni conocimientos. Con el tiempo, los efectos del huracán María e inclusive los terremotos de enero, se ha deteriorado y tiene grietas que combinadas con la necesidad de tratamiento provocan filtraciones.
En momentos en los que no ha llovido todo aparenta estar bajo control, pero ante eventos de lluvia constante han quedado imposibilitados de entrar y salir de su vivienda.
“Esta casa está cerca del río. Cuando nos dimos cuenta pues es peligroso, el agua llega hasta ahí (a la entrada). Se inunda todo”, describió el hombre de 66 años en entrevista con El Oriental el viernes.
Díaz Torres es conocido en ese pueblo como “Guarapo”, porque durante años tuvo un negocio ambulante de esa bebida. Su esposa, de 75 años, quedó incapacitada a consecuencia de dos derrames cerebrales.
Ante las condiciones de la vivienda y ya iniciada la temporada de huracanes, la pareja necesita que se acelere su proceso de asistencia bajo el programa de Reparación, Reconstrucción o Reubicación (R3) administrado bajo el Departamento de la Vivienda (DV).
La reclamación fue sometida por Díaz Torres en agosto de 2019 y en diciembre culminó la entrega de documentos. En enero, recibió una determinación preliminar de elegibilidad. Sin embargo, precisó que desde entonces desconoce dónde está detenido el proceso.
“Están bregando conmigo para supuestamente trasladarnos, darnos una propiedad, como un cambio. Así fue como yo lo acepté”, explicó Díaz Torres.
“Cuando llueve, eso está grave ahí. Esto se puede ir (derrumbar) en cualquier momento”, añadió a la vez que señalaba a la entrada a la casa, que remendó con cemento pues el agua ha socavado su rampa y parte de la base de la estructura.
Asimismo, Díaz Torres recalcó que por su situación económica no puede costear mejoras mayores a su hogar. Los ingresos del matrimonio son provenientes del Seguro Social y del Programa de Asistencia Nutricional (PAN).
Vivienda informa el estatus del caso
Este medio consultó con Vivienda el estatus de la reclamación de los cónyuges.
El secretario asociado del programa R3 de Vivienda, Christian Pagán explicó que la petición aún se encuentra en el periodo de preelegibilidad y que el expediente fue sometido a la Oficina Estatal de Conservación Histórica (SHPO, en inglés). Por el momento no pudo precisar las razones, pero explicó que la familia debe “aguardar” por la determinación de esa entidad.
“Ellos tienen una preelegibilidad, pero el proceso de elegibilidad aún no ha sucedido… No hay una elegibilidad formal no hay un paso afirmativo hacia ninguna dirección”, indicó el portavoz.
No obstante, aclaró que cuando en las peticiones al programa consta que en el núcleo familiar hay una persona con discapacidad “dan prioridad a los casos”
De acuerdo con Pagán unas 28,000 personas han solicitado asistencia mediante esa alternativa. El programa R3 fue inaugurado en Puerto Rico en junio del 2019 para contribuir en el acceso a viviendas seguras para personas afectadas por el huracán María.
Necesitan una ama de llaves
De otra parte, Díaz Torres expresó la necesidad de que les sea asignada una ama de llaves que pueda apoyar en el cuidado de su esposa, principalmente porque él debe someterse a procesos médicos.
“¿Con quién la voy a dejar?”, preguntó el hombre.
La pareja tiene hijos adultos que no viven con ellos. De acuerdo con Díaz Torres, él y su compañera pasan la mayor parte de su tiempo solos.
El director de la Oficina de Ayuda al Ciudadano en el Municipio de Naguabo, Danny Morales Rodríguez, explicó que igual que la pareja, unas 200 personas permanecen en lista de espera para recibir la asistencia de amas de llave. De acuerdo con el jefe de esa oficinal municipal en el pasado, recibían fondos para unas 30 plazas. Debido a reducciones presupuestarias en ocasiones ese programa sólo cuenta con unas 13 o hasta 15.
En nuestra presencia y con dificultad para expresarse, Virella Arroyo pidió ayuda para un sillón de ruedas. Luego de explicar el detalle sobre la poca disponibilidad del personal de servicio, Morales Rodríguez se comprometió a entregar una silla que casualmente les había sido donada. La entrega se produjo el lunes, posterior a la conversación con este medio.
“Nosotros nos estamos incorporando luego de una cuarentena, pero esta oficina con diferentes tipos de ayuda de entidades sin fines de lucro e interagenciales, hemos logrado ayudas para personas adultas. Estamos esperando que esas oficinas sigan operando, porque han sido de gran ayuda”, reconoció el director sobre alianzas con otras entidade no necesariamente gubernamentales.