Miguel Roldán es un joven de 30 años natural de Naguabo, pero residente de Humacao. No tiene donde dormir ni bañarse. Duerme en la calle y se baña en una pluma cerca de una estación de gasolina. Se alimenta de lo que le dan algunas personas y de lo que recoge en la calle.
En una conversación, en exclusiva con El Oriental, confesó que recoge dinero en las calles precisamente para alimentarse y para mantener su vicio. “Trabajaba en una fábrica de maderas en Caguas, pero fui irresponsable y me despidieron. Eso en unión a problemas y situaciones familiares y el abuso de uso de sustancias controladas me trajeron aquí, a la calle”.
Según dijo, tiene un grado asociado en mecánica automotriz, profesión que le gustaría ejercer si se diera la oportunidad. “Ahora mismo, en estos días, hay dos personas que puedo llamar mis amigos que me están tratando de ayudar a salir de esto. Me llevan a sus casas a comer y me están motivando a bajar la dosis de sustancias que yo estaba”.
El joven, que al momento de la entrevista señaló que no había consumido sustancias porque se acababa de levantar, explicó que su vicio tiene un costo de cerca de $80 diarios. Dijo que en los semáforos de Humacao ha llegado a recoger hasta $140 en un día, pero acto seguido aclaró que hay días malos en lo que solo recoge cerca de $60.
Roldán dijo que las personas que recogen dinero en los semáforos de Humacao son residentes o deambulan en la ciudad. Dijo que no tiene un punto fijo de pedir dinero y que el primero que llega se queda con el puesto, aunque aclaró que hay algunos que llevan mucho tiempo y a esos les respetan su lugar de colecta.
De manera espontánea, contó que cayó en el vicio cuando su padre lo abandonó a los 6 años. A los 14 comenzó a fumar marihuana, dos años más tarde estaba probando pastillas como Xanax y Percocet. Al cumplir los 20, entró en la heroína porque era más barata que las pastillas y según dijo, “me quedé pegao en la heroína”.
“Me gustaría salirme de esto. Esto es un sufrimiento diario. Ahora mismo yo me levanté y no me quería ni levantar, pero si no me levanto no puedo buscarme lo mío, me entiende, y es muy difícil, aunque no lo crean es un sufrimiento”.
Burocráticos y costosos los programas de rehabilitación
“Todo eso cuesta y tarda, y los participantes se arrepienten”, expresó la agente Iris Colón, coordinadora del programa Vuelta a la Vida, de la División de Relaciones con la Comunidad del Negociado de la Policía de Puerto Rico en la Comandancia de Humacao. Colón explicó que el programa pretende que los adictos entren de forma voluntaria a un programa de rehabilitación, pero que en muchas ocasiones se torna difícil.
Según informó, en Humacao, en el 2019 lograron impactar 19 personas, pero solo cuatro fueron ingresados en un programa de rehabilitación. En el 2020 se impactaron diez, pero solo dos aceptaron recibir tratamiento. La agente explicó que el asunto de la pandemia ha dificultado la labor de intervenir con los adictos por razones de seguridad y salubridad.
El Oriental supo, a través de una confidencia, que, debido a la escasez de agentes, la Policía reubicó al personal que trabaja en estos programas para reforzar los distritos policiacos.
Colón detalló que el programa de Vuelta a la Vida básicamente coordina con diferentes agencias los servicios que se requieran para estas personas, pero recalcó que el participante debe aceptar de manera voluntaria y no debe tener casos criminales pendientes en los tribunales. Si presenta problemas de salud mental tiene que ser referido.
Entre los organismos participantes mencionó a Hogar Crea, Administración de Servicios de Salud Contra la Adicción (ASSMCA), Hospital Panamericano y Hospital San Juan Capestrano. “La situación complicada se da porque estos servicios tienen costo y la mayoría de estas personas no cuentan con un plan médico. También los hogares de rehabilitación piden muchos requisitos y cobran por sus servicios. Ahora mismo hay que hacerles hasta la prueba del Covid-19 como parte del proceso. La mayoría se arrepiente y se va en la espera del proceso. Otros, que han sido rescatados anteriormente, no quieren volver”, concluyó.
Durante un breve recorrido, El Oriental pudo observar cerca de siete personas pidiendo dinero en diferentes semáforos de Humacao.