El domingo, 15 de noviembre del 2020, Milton Rivera Peña, comenzó a sentir algo extraño. Al día siguiente, se percató de que le faltaba algo de oxigenación y que sentía un inmenso cansancio con solo dar dos o tres pasos. Regresó a su casa con problemas para respirar y decidió acostarse. Pasó todo el día acostado pensando que se trataba de algún tipo de agotamiento físico.
Al otro día, no pudo levantarse de la cama. Inmediatamente se comunicó con sus hijas, con su compañera y con el sacerdote de la parroquia de Punta Santiago. “El padre llegó con una doctora a las siete de la noche”, narró. “Ya estaba que no podía hacer nada, con fiebre y no podía comer nada y así pasé la noche”, añadió.
Visiblemente emocionado y con voz entrecortada, explicó que el miércoles le pidió al sacerdote José Colón Otero, párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Punta Santiago, que lo visitara porque quería confesarse. “El fue solo y me confesé con él y me preparó para lo último”, expresó con lágrimas en sus ojos.
A las cinco de la madrugada del jueves, una ambulancia lo recogió en su hogar y lo transportó al Hospital Ryder. En la institución hospitalaria lo recibió el Dr. Agripino Lugo, a quien reconoce como la persona que le salvó la vida. Milton dijo que mantuvo la conciencia y escuchaba las conversaciones de los médicos y personal de enfermería, pero que apenas podía hablar.
“Esas primeras horas en el hospital fueron difíciles. ¿Qué si te vas o no te vas? me preguntaba”, expresó nuevamente con voz entrecortada. “Me emocionó porque lo viví. Fueron siete u ocho horas duras. Tenía conmigo tres enfermeros, el doctor “Pino” Lugo, el internista y yo no sabía quién me hablaba porque no les veía las caras”.
Milton confesó que cada vez se sentía con menos fuerzas, con más dolor y su debilidad aumentaba mientras el personal médico le realizaba múltiples pruebas y procedimientos. Fue en ese entonces que se encomendó a Dios. “Me entregué al Señor. En esa gravedad dije, Señor déjame cargar tu cruz. Tú la cargaste bien pesada y hoy me toca cargarla a mí”.
Añadió, que mientras el personal médico lo atendía con urgencia, se mantuvo rezando el Padre Nuestro y el Ave María. Su mayor preocupación era perder el conocimiento porque pensó que si eso ocurría lo iban a entubar. “El Señor me escuchó, nunca perdí el conocimiento y nunca me entubaron”.
Entre los síntomas que sintió, detalló la falta de oxigenación, fiebre, diarrea, dolor de huesos, falta de apetito, falta de olfato y deshidratación.
Milton explicó que pasó siete días hospitalizado siendo sometido a múltiples procedimientos y pruebas, así como ingiriendo diferentes tipos de medicamentos. Alegó que los médicos expresaron que su buena condición física y el hecho de que nunca fue fumador, ayudaron a que sobreviviera. Comentó que fue como al cuarto día de su ingreso al hospital que comenzó a sentir mejoría y alivio. Ese día pudo levantarse de la cama con mucha dificultad y darse un baño.
El exfuncionario municipal no sabe exactamente dónde pudo haberse contagiado con el Covid-19, pero recuerda que días antes visitó una tienda por departamentos y estuvo en una larga fila por casi 30 minutos. Dijo que usaba su mascarilla en todo momento.
Milton agradece al personal del Hospital Ryder por todas sus atenciones y calificó el servicio como excelente. También agradeció a sus amigos y familiares, así como a todas las personas que oraron por él mientras estuvo hospitalizado. “Las oraciones llegaron. Sé que hubo círculos de oración en la comunidad y llegaron”.
“Como sobreviviente del Covid, le digo a la gente que se tienen que cuidar. Que usen la mascarilla y mantengan el distanciamiento. Si no lo hacen, pueden infectarse y hasta morir. A mí me dio y fue horrible. Fueron once días que me sentí bien cerca de la muerte”, concluyó.