Residente del sector Pasto Viejo en Humacao solicita limpieza de casa abandonada aledaña a su propiedad

Una ciudadana señaló el patrón de escombros y roedores que afectan su vivienda, mientras teme que un árbol en los predios de la propiedad deshabitada caiga sobre su techo

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Foto suministrada / Residencia abandonada en el kilómetro 1.5, carretera PR-925, que afecta la residencia de Diana Ripen en el sector Pasto Viejo.

Una residente del barrio Río Abajo en Humacao denunció el estorbo que produce la gran presencia de sabandijas y escombros que llegan hasta su vivienda desde el terreno de una casa abandonada aledaña a la suya.

Diana Ripen, quien vive a orillas de la carretera PR-925, en el sector Pasto Viejo, indicó que los escombros que cubren la vía forman una especie de “barrera” que provoca que en días de lluvia el agua se desvíe hacia su propiedad.

Según la ciudadana, han sido múltiples los pedidos al Municipio de Humacao para que brigadas nuevamente limpien los alrededores de la estructura deshabitada durante un período aproximado de 10 años. La última vez que el Programa de Estorbos Públicos atendió el asunto, como parte de su labor en la Oficina de Permisos, fue luego de que Ripen realizó una querella en esa dependencia municipal a finales de 2018.

La residencia abandonada, además, tiene en sus predios un árbol flamboyán cuyas ramas gigantes cubren el techo en madera y zinc de Ripen debido a la falta de mantenimiento. La mujer teme que, ante la eventualidad de una tormenta o evento atmosférico, el árbol destruya parte de su hogar.

La residente de Pasto Viejo por los pasados 21 años dijo que el Municipio de Humacao le informó que debe acudir a un tribunal y canalizar la petición con el dueño de la propiedad o solicitar un permiso con el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA).

Según explicó Milton Rivera, director de la Oficina de Conservación y Ornato, el personal municipal no cuenta con la autorización para realizar labores en la residencia abandonada por tratarse de propiedad privada.

“¿Todo esto para yo tratar de que (el árbol) no me dañe el techo? No creo que tiene ética… Nosotros somos limpios. Tratamos de ser lo más limpios que podemos, pero yo no puedo estar pasando manguera todos los días. Ahora mismo, veo esa carretera y me da asco, porque siento como si estuviera viviendo en un corral”, manifestó Ripen a El Oriental.

La mujer aseguró que ha mantenido comunicación constante con el encargado de Estorbos Públicos, Rafael Jiménez, quien se comprometió en asignar personal para darle seguimiento a la vivienda abandonada. No obstante, la solicitud ha resultado infructuosa.

“A mí no me gusta estar molestando a los muchachos de las brigadas (municipales)… Pero estoy pidiendo un favor. Me hicieron un favor y lo estoy pidiendo otra vez. Es como si tuviera un estorbo público yo misma”, señaló la residente.

Ripen aseguró que la alta cantidad de sucio y escombros que perjudican su residencia atrae, inclusive, roedores y arácnidos alrededor de su hogar, lo que le provoca preocupación por la salud de sus cuatro perros.